No me especializo en periodismo económico pero me ha tocado, en un par de ocasiones, escribir sobre estos temas donde el dinero y los negocios predominan. No me gusta hacerlo porque me parece que carece de calor humano, de contacto con las personas. Es todo tan formal tan estructurado tan predeterminado.
Pero quizás lo que me desagrada realmente de esta especialidad son los matrimonios que se producen entre los periodistas y las marcas. Es triste pero cierto. Para los periodistas esto no es ningún tabú de hecho quienes se sienten identificados tal vez se sientan un poco avergonzados de la situación. Que importa quien lea, el asunto es que se sepa...para los periodistas intento que hagan una reflexión sobre este asunto.
Somos periodistas no publicistas con el objetivo de complacer a nuestros clientes y nuestras marcas. No debemos aceptar obsequios de cualquier tipo porque en esta cultura occidental capitalista un poco egoísta, pocas son las personas que entregan algo sin recibir a cambio una respuesta positiva (en este caso se manifiesta con una publicación). Entonces si usted, periodista, recibe un "regalito" no crea que es desinteresado, sino que es un pedido tácito de querer recibir algo de vuelta.
No creo que las marcas dejen de enviar estos "regalitos" eso sería una utopía...pero sí creo que los periodistas deberían identificar cuando estas situaciones se les presentan. ¿cómo actuar? creo que la ética de cada periodista es la que decidirá...la ética..otro tema muuy largo para abordarlo en esta entrada, pero necesario para tratarlo en alguna próxima.
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