Anécdotas, vivencias, pensamientos, ideas, opiniones, locuras, reflexiones, conclusiones y demás (inpublicables en medios oficiales) de una periodista
sábado, 19 de febrero de 2011
La que se aprovecha de un derecho
El otro día regresaba a casa en el Metropolitano y fue testigo de una escena tragicómica. De trágica no sé qué tiene pero sé que no es cien por ciento cómica por eso algo de amargo hay detrás. Había mucha gente, era hora pico y yo, yo estaba parada sostenida de un gancho de los que cuelgan del tubo en el techo. Vi como una mujer de contextura gruesa, no obesa solo panzona, se acercó a un señor que conversaba con su pareja -los dos ocupaban las sillas- y lo miró inquisidoramente. Sin dudar expresó con tono exigente le ordenó que le dé el asiento. El señor alzó la mirada y tardó un par de minutos en reaccionar, no entendía (al igual que yo) porqué debía darle el asiento. Claro, es mujer y bueno en esta sociedad las mujeres deberían tener más derechos y tal, pero no, la actitud de la mujer era como si fuese una obligación ceder el puesto. Entonces fue que tanto él (como yo) dedujimos que estaba embarazada. Yo no deduje la verdad, noté que no era barriga de embarazo y también noté que ella se había aprovechado de su condición de gordura (sin ánimo de crueldad u ofender). El hombre se paró y cedió el puesto pero muy contra su voluntad, su rostro denotaba que estaba indignado. Siguió conversando con su "chica", él de pie, ella sentada a lado de esta mujer que fingió embarazo.
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