Simbiosis. La RAE asocia al término con biología y lo define como una asociación de individuos animales o vegetales de diferentes especies, sobre todo si los simbiontes sacan provecho de la vida en común.
Yo emplearé el término como una relación entre dos seres humanos donde cada uno obtiene un beneficio, pero no cualquier beneficio sino algo más trascendental. Creo que el periodismo permite que esta asociaciones se construyan permanentemente o al menos ese es uno de mis objetivos como periodista. Soy creyente de que el oficio nos permite ayudar a las demás personas y lo he expresado en varios post. Esta vez quiero compartir un par de anécdotas en las que la simbiosis fue mucho más ¿evidente, fuerte? no sé cómo definirla pero en tal caso no solo fue palpable para mí (porque sinceramente cada vez que escribo un tema y pongo "todo de mí" me siento reconfortada) sino para el otro y quizás terceros que no estén involucrados directamente.
Visité la Defensoría del Pueblo, estaba buscando un tema para escribir. Sí, a veces las ideas se agotan y hay que ir a buscarlo a varios sitios, sé que la defensoria es un sitio obvio, pero bueno. Me topé con un señor que estaba reclamando una estafa por parte de una inmobiliaria; él había pagado unas cuotas para que le entreguen su casa en determinado mes, pero no la había recibido aún. Polo, aún recuerdo su nombre (fue en 2008), me llevó hasta su terreno donde debía estar su casa terminada y bueno ahí estaba sin ventanas, sin acabados y sin línea blanca -que también le habían prometido-. Me comentó que habían más personas con un caso similar al suyo y al contactarme con ellos, unos 20, descubrí que habían aún más. Me dio el número del constructor, lo llamé -decenas de veces- nunca dio la cara pero igual publiqué el tema. Me mantuve en contacto con Polo y supe que un par de meses después le entregaron finalmente la casa. "Fue la presión del diario", me dijo. Pero le expliqué que sin su persistencia nada hubiera sido posible. Al final, los dos terminamos contentísimos. Fue mi primera experiencia de un reconocimiento directo, pero de haber realmente ayudado a alguien. Claro que no pude resolver el problema de los 20 (luego se denunció el tema en un medio de mayor referencia y salieron a la luz cientos de casos similares), pero al menos logré que Polo reciba su casa y generé un llamado de atención al constructor.
Mi segunda experiencia: recibí una carpeta en la redacción en la que un señor contaba que había sido despedido de su trabajo porque había conocido a su actual conviviente ahí y cuando fueron novios el jefe de RRHH los amenazó que uno de ellos debía renunciar. No lo hicieron y despidieron a uno, luego al otro. Las reglas de las empresas no pueden estar por encima del Código del Trabajo y el de Ecuador no estipula que está prohibido mantener relaciones personales entre los empleados. El señor había denunciado a la empresa, pero como era un Banco -de dueños recontra poderosos en Ecuador- el juicio se había retrasado por un sinnúmero de razones inconsistentes. Llamé varias veces al banco y nadie quiso hablar del tema. De igual manera publiqué el tema. De nuevo, recibí el correo del denunciante agradeciéndome la publicación y nos mantuvimos en contacto durante varios meses en los que me actualizaba sobre su situación. Tardó casi un año para que finalmente ganara el juicio que quizás para el señor representaba un reconocimiento económico pero para mí nuevamente fue un gratificación enorme. De nuevo, poder ayudar a terceros mediante mi trabajo.
Cuando recibí el correo del señor lo comenté con mi ex editor (en ese entonces había dejado de trabajar en ese medio) él me dijo que debía de involucrarme demasiado con mis fuentes porque le confesé que cada vez que vivía una situación similar, reconfirmaba que había elegido la carrera adecuada. Sigo creyéndolo y tan solo hace un par de días me llamó un señor a la redacción a pedirme el teléfono de una voluntaria suiza que ha vivido 30 años en Lima y fundó una asociación para niños, la mujer tiene un proyecto enorme demasiado altruista e intenté plasmarlo en un perfil. El señor del teléfono leyó el perfil y me pidió el contacto de la voluntaria para donarle un terreno para que continúe con su obra.
Esas experiencias, no tienen precio. Al final del día los dos ganamos, la fuente y yo, cada uno algo diferente pero demasiado valioso para cada cual.
Anécdotas, vivencias, pensamientos, ideas, opiniones, locuras, reflexiones, conclusiones y demás (inpublicables en medios oficiales) de una periodista
jueves, 23 de diciembre de 2010
lunes, 6 de diciembre de 2010
Periodismo gonzo
La tendencia ha regresado: el periodista es el protagonista o parte primordial de su propia historia. Debo confesar que me encantan las crónicas de ciertas revistas latinoamericanas donde la escritora narra su experiencia y así va explicando el tema pero creo que también hay un límite.
¿Tengo que convertirme en bailarina de burdel para contar la historia de las bailarinas en un burdel? No. ¿Tengo que cruzar la frontera entre México y Estados Unidos para vivir como sienten los migrantes? Tal vez.
Obviamente las situaciones varían, por eso mis respuestas también. Lo que quiero dejar en claro es que creo que si la historia se puede realizar sin que la periodista sea parte de la historia, debe hacerse. La peridodista es el medio entre la historia y los lectores, no es la protagonista. Creo que la pregunta clave es: ¿la periodista quiere ser la protagonista, quiere lucirse más que la propia historia? Creo que la forma de descubrirlo es pidiéndole a ella que realice su reportería siendo parte de la historia, viviendo cada experiencia que ella decida, pero que al momento de escribir, lo haga en tercera persona para que este personaje, que solo ella sabe que es ella misma, cuente la experiencia.
El lector no tiene que saberlo, la historia queda igual de buena con todos los detalles, la diferencia es que el ego de la periodista no se engrandece y el protagonismo recae en la historia no en quien la escribe. Así debería de ser, creo yo.
¿Tengo que convertirme en bailarina de burdel para contar la historia de las bailarinas en un burdel? No. ¿Tengo que cruzar la frontera entre México y Estados Unidos para vivir como sienten los migrantes? Tal vez.
Obviamente las situaciones varían, por eso mis respuestas también. Lo que quiero dejar en claro es que creo que si la historia se puede realizar sin que la periodista sea parte de la historia, debe hacerse. La peridodista es el medio entre la historia y los lectores, no es la protagonista. Creo que la pregunta clave es: ¿la periodista quiere ser la protagonista, quiere lucirse más que la propia historia? Creo que la forma de descubrirlo es pidiéndole a ella que realice su reportería siendo parte de la historia, viviendo cada experiencia que ella decida, pero que al momento de escribir, lo haga en tercera persona para que este personaje, que solo ella sabe que es ella misma, cuente la experiencia.
El lector no tiene que saberlo, la historia queda igual de buena con todos los detalles, la diferencia es que el ego de la periodista no se engrandece y el protagonismo recae en la historia no en quien la escribe. Así debería de ser, creo yo.
Otro tipo de aprendizaje
Hace un mes asistí a un taller de Crítica de Medios que estaba dirigido a miembros de organizaciones sociales gubernamentales, subvencionadas y no gubernamentales. Yo, junto a otra colega, éramos las únicas periodistas en el grupo. La jornada duró dos días y al final pude concluir que no aprendí "nada nuevo" tomando cuenta la teoría periodística o el oficio per se, pero aprendí otras cosas igual de valiosas.
Lo que para mí era muy básico tomando en cuenta conceptos (como la diferencia entre un comunicador y un periodista) o realidades en los medios (como que siempre las empresas periodísticas responderán a intereses de sus dueños)para los asistentes era como descubrir el agua tibia. Quedé impactada de la ingenuidad e idiosincracia de ellos, pero sentí muchísima compasión porque comprendí que tal vez ni la educación ni su medio les había mostrado lo que realmente significa ejercer el periodismo.
¿Y qué significa realmente? Ni yo sé, pero estoy segura que es un oficio demasiado complejo donde el objetivo no es hacer plata como el 99% de las profesiones.
Con el taller aprendí que no todos conocen o comprenden el funcionamiento de los medios de comunicación, sus dinámicas, sus reglas, sus formas de operar. No me quiero alargar pero sí quisiera dejar algo muy claro: el periodista no puede decidir qué se publica y qué no; puede incidir, insistir, presionar a su editor o (en pocos casos) al dueño del medio para que publiquen equis temas, pero por lo general son los dueños quienes deciden.
Si yo trabajo en cualquier medio no soy la culpable de que no le den espacio a determinado tema que debería tener espacio, debería ser noticia pero que lastimosamente por algún anunciante, amigo del dueño, persona poderosa, etc... no se puede publicar. Una lástima lo sé, pero es así...la mayoría de las veces.
Lo que para mí era muy básico tomando en cuenta conceptos (como la diferencia entre un comunicador y un periodista) o realidades en los medios (como que siempre las empresas periodísticas responderán a intereses de sus dueños)para los asistentes era como descubrir el agua tibia. Quedé impactada de la ingenuidad e idiosincracia de ellos, pero sentí muchísima compasión porque comprendí que tal vez ni la educación ni su medio les había mostrado lo que realmente significa ejercer el periodismo.
¿Y qué significa realmente? Ni yo sé, pero estoy segura que es un oficio demasiado complejo donde el objetivo no es hacer plata como el 99% de las profesiones.
Con el taller aprendí que no todos conocen o comprenden el funcionamiento de los medios de comunicación, sus dinámicas, sus reglas, sus formas de operar. No me quiero alargar pero sí quisiera dejar algo muy claro: el periodista no puede decidir qué se publica y qué no; puede incidir, insistir, presionar a su editor o (en pocos casos) al dueño del medio para que publiquen equis temas, pero por lo general son los dueños quienes deciden.
Si yo trabajo en cualquier medio no soy la culpable de que no le den espacio a determinado tema que debería tener espacio, debería ser noticia pero que lastimosamente por algún anunciante, amigo del dueño, persona poderosa, etc... no se puede publicar. Una lástima lo sé, pero es así...la mayoría de las veces.
Recordatorio
Creo que muchos periodistas compartimos esta situación. Siempre que terminamos de escribir un tema, después de la reportería, la selección de fuentes, la edición y la revisión final, el reportaje, crónica o un simple artículo se publica. En todas las ocasiones, sin excepción, no se escribe ni la cuarta parte de lo que se investigó, se oyó, se vivió. Generalmente las causas están relacionadas al espacio, al enfoque del tema y demás reglas impuestas por el medio. ¿Pero qué pasa con todas las experiencias que vivimos los periodistas mientras ejercemos nuestro oficio pero que no podemos publicar? Nada. Algunos las compartimos con colegas, reímos, nos quejamos o nos indignamos de diversas situaciones; otros asumo que se guardan estas anécdotas y luego el tiempo se encarga de borrarlas de la memoria.
Justamente eso es lo que no quiero que suceda con mis historias que aunque parezcan bastante personales porque fui yo quién las vivió mientras trabajaba como periodista, no lo son porque estoy segura que muchos colegas han vivido situaciones similares y se identifican con algunas de las experiencias que he narrado en este blog.
Esto es como un recordatorio para quienes nunca han leído este blog y quisieran entender de qué va. Pues va de las historias, anécdotas, experiencias que he vivido como periodista y que por mil y un razones no pueden ser publicadas en ningún medio. Tiene lógica, no son de interés colectivo, tal vez no son de interés de nadie más que mío. En todo caso, si existe un periodista que esté leyendo esto, invito a que comparta en este espacio sus anécdotas mientras ha ejercido el mejor oficio del mundo.
Justamente eso es lo que no quiero que suceda con mis historias que aunque parezcan bastante personales porque fui yo quién las vivió mientras trabajaba como periodista, no lo son porque estoy segura que muchos colegas han vivido situaciones similares y se identifican con algunas de las experiencias que he narrado en este blog.
Esto es como un recordatorio para quienes nunca han leído este blog y quisieran entender de qué va. Pues va de las historias, anécdotas, experiencias que he vivido como periodista y que por mil y un razones no pueden ser publicadas en ningún medio. Tiene lógica, no son de interés colectivo, tal vez no son de interés de nadie más que mío. En todo caso, si existe un periodista que esté leyendo esto, invito a que comparta en este espacio sus anécdotas mientras ha ejercido el mejor oficio del mundo.
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