viernes, 11 de junio de 2010

Tener otra línea de celular

Creo que esto más que una entrada es un consejo para los periodistas. Lo digo por la corta experiencia que tengo, pero creo tener razón. Un periodista, por salud mental, debe tener dos celulares: uno personal y uno para las fuentes. ¿Por qué? porque de lo contrario, no descansaría; las fuentes no entienden que somos seres humanos y que tenemos que dormir, que debemos tener fines de semana.

Mi experiencia fue tragicómica porque para variar mis intenciones de ayudar se tornaron exageradas y de un plano de lo que puede hacer un periodista y lo que no, me perdí... estaba reporteando para escribir un tema de los empleadores que no reconocen ciertos derechos a sus empleados. Tuve que ir dos días a la Subsecretaría de Trabajo del Litoral, donde diariamente una decena de personas se aglomera con carteles, pitos o algún tipo de objeto que llame la atención y haga más fuerte su reclamo. Mientras me acercaba a la gente para preguntarles sobre su situación, me topé con un abogado de un grupo de ellos. Recuerdo que cuando lo oí hablar noté que era extranjero, luego descifré su nacionalidad chilena; sus ojos eran celestes. Estas dos características: "ojigato" como le decían sus clientes y extranjero, le daban aires de superioridad. De hecho se notaba en la forma de hablarme, pero abandoné los prejuicios y lo escuché.

Me expuso un caso de un grupo de trabajadores que habían sido despedidos, no les habían entregado indemnización y que jamás les habían reconocido los gastos por accidentes de trabajo. Varios de ellos padecían enfermedades producto de un material con el que habían tenido que trabajar durante más de 15 años en algunos casos.

En mi afán de ayudar al gremio, le expliqué al abogado que mi tema para el reportaje de esta vez no se relacionaba con ese caso directamente pero que los iba a tener en cuenta para la siguiente ocasión. Y me pidió mi celular, ¡tonta yo que se lo di!

Ese abogado me llamó durante seis meses mínimo tres veces por semana. Lo peor es que me llamaba de diferentes números porque notó que un momento le dejé de contestar las llamadas entonces sus intentos provenían de varias líneas. Fue un martirio... Mi intención de ayudar se fue desvaneciendo cuando noté que él quería más que nada protagonismo porque me pedía que recalque su ayuda al grupo de afectados...no me gusta rechazar a las personas cuando tengo la posibilidad de ayudar, pero aprendí que entregar mi número del celular puede ser un error muy grande en caso de que quieras un poco de tranquilidad.

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