sábado, 12 de julio de 2014

Promesa [aún] incumplida

Todavía me arde la garganta cuando la recuerdo. Me duele el pecho y si me guardo el llanto, la garganta duele más. Todavía no puedo mencionar su nombre y hablar de ella por más de un minuto sin entristecerme. Sin sentir que pronto se me cortará la voz. Supongo que esa tristeza es la de la ausencia, la de extrañar. Cuando murió, prometí que escribiría algo lindo, un texto que cuente lo especial que era, lo importante que fue en mi vida. Son casi diez meses sin María y, aunque me duela escribir de ella, siento que es una forma más de recordarla. Quizás, también, de sanar, lento, pero sanar.