Tengo tanta información que quisiera plasmar sobre este tema, pero sé que aburriría a quien lea esto si las nombro todas. Como siempre, intentaré resumir. Visité una serie de invasiones del noroeste de Guayaquil, podría nombrarlas pero creo que no haría gran diferencia tomando en cuenta que dos llevan el nombre de los traficantes de tierra junto con números del 1 al 7, sí al SIETE. Estamos hablando de pseudoimperios periféricos en nuestra ciudad.
Estaba el chofer, el fotógrafo y yo entrando a estos sectores donde los caminos son de tierra, irregulares, pedrosos. De frente puedes ver cerros, a los lados también; crees que detrás de esos cerros, en algún momento, deben acabarse estos asentamientos, pero no, no se acaban. No llegué hasta el final de ese camino porque tuve que desviarme a otro específico, pero el sentimiento de querer conocer TODO lo que hay sigue en mí.
Al inicio del camino me detuve porque a mi izquierda divisé que en un terreno con aspecto de bosque/parque noté una serie de cañas alzadas formando pequeñas carpas cubiertas con telas, toallas, sacos rotos y hasta láminas de zinc. Me acerqué a conversar y las señoras me contaron que llevan una semana así: sentadas bajo las cuatro cañar y "algo" que las cubre del sol. ¿De quién son los terrenos? Ellas afirman que de ellas, que el lunes (era viernes) unos guardias -personas motorizadas vestidos de civiles- les preguntaron si querían las tierras, que ellos se las regalaban. Y así fue, los "guardias" midieron los lotes y se los entregaron a cada una de las personas que estaban junto a mí contándome sus historias. "Ya no nos pueden mover de aquí, esto es nuestro nos lo regalaron" "Uno lleva aquí una semana, ya no hay quien nos mueva, si uno se ha esforzado"...en su mayoría son mujeres guayaquileñas que tienen hijos y viven con sus padres o en casas alquiladas y están en busca de una vivienda nueva. Oyeron que el presidente legalizaría ciertas tierras y corrieron a coger "un espacio". No saben para quién trabajan los guardias que les dieron las tierras, tienen miedo de preguntar porque después se las quitan. Tampoco están seguras si quieren que lleguen las autoridades del gobierno porque también las pueden desalojar. Tampoco pueden construir sus viviendas porque la vía está bloqueada por militares que impiden el paso de materiales de construcción.
Están ahí, unas sentadas en una estructura de madera, otra en una silla, las demás en el suelo. ¿No se aburren? Sí, llevamos una semana aquí, ya nos hicimos amigas; no podemos irnos porque sino nos quitan el sitio. NADIE solo los guardias les han "garantizado" que ese lugar les pertenece. Sospechan que las tierras le pertenecen a algún terrateniente "de los conocidos" y dudan que haya sido un regalo de él, pero de todas formas confían que estando ahí inmóviles "luchando" lograrán algo.
Miles de pensamientos cruzan por mi cabeza, no quiero juzgar, ni ser cruel, ni Robin Hood. Solo quiero contar lo que vi y opinar ciertas cosas al respecto: me cuesta tanto oír a las mujeres que están convencidas que esas tierras son de ellas solo porque alguien se las regaló, la ingenuidad trasciende cualquier límite imaginado. Peor si es que quienes se las regalaron son unos guardias que todavía pienso porqué los etiquetaron como tales si ni siquiera vestían uniforme, tan solo andaban en moto y se acercaron a repartir tierras. Me angustia el convencimiento de otra de las chicas quien cree que ella se merece ese espacio porque ella limpió el sitio -recogió las hojas del sitio- y ha permanecido una semana...no quiero ser cruel pero quisiera poder ayudarla a entender que por lo general uno debería trabajar para conseguir lo material. Claro, el gobierno u otras instituciones pueden ayudar donando o dando préstamos...hay mil maneras...fueron solos sus palabras y la actitud de paternalismo lo que me inquietó tanto.
Me conmovió cada una de sus historias ya que la mayoría son madres y no han vuelto a sus casas por temor de perder ese pedazo de tierra de 8x15 metros. ¿Cuánto tiempo más piensan quedarse aquí? Lo que sea necesario. PLOP ...cuánto es eso me preguntaba por dentro...ellas estaban muy cansadas y la incertidumbre reinaba en su discurso.
Me pregunto cuántos casos así existen en Guayaquil. Cuando me acerco más me doy cuenta lo difícil que puede ser solucionar los problemas sociales. Muchas veces pensamos en colectivos, tal sector tal otro, pero si miramos de cerca cada zona está compuesta por habitantes, ciudadanos, cada uno con una historia más compleja que la otra.
De nuevo este es un post de nada y todo, todo y nada. Transmitiendo cómo me sentí el viernes, esto solo es una parte, cuando tenga más tiempo escribiré el resto.