sábado, 2 de octubre de 2010

El día D

Esta entrada puede ser muy predecible, pero más allá de ser un escrito de análisis, cuestionamientos, dudas que han surgido a partir de lo sucedido en Ecuador el 30 de septiembre, es una bitácora para documentar este día tan horrible que nos tocó vivir a los ecuatorianos el pasado jueves. Mi relato puede ser muy simple, bastante limitado porque para bien o para mal no pude salir de mi casa y los eventos, las situaciones, las noticias y la información en general la recibí al igual que millones de personas dentro y fuera del país. Creo, de todas formas que lo que pueda escribir aquí de alguna u otra forma se diferencie de lo que otros piensan, al fin y al cabo son diferentes subjetividades.

Desperté el jueves 30 de septiembre alrededor de las 8am. Como todos los días ya tenía lista mi agenda diaria, los pendientes: dónde ir, qué recoger, con quién reunirme, todo relacionado con alguna responsabilidad. Pero la televisión me detuvo, fue mi hermana quien me anunció "hay una huelga de policías en Quito y no sé si también en Guayaquil". Noté que no era seguro salir de casa en ese rato entonces decidí esperar hasta que la situación se calme; jamás me imaginé que se calmaría casi 15 horas después. Desde aquel momento no me despegué del televisor hasta más allá de las 11 de la noche. Fue el día que más he visto televisión en los últimos tiempos, fácil, 10 años, no suelo ver mucha tele, prefiero aprovechar el tiempo en actividades más productivas. Divago, como siempre.

Cronológicamente y por relevancia escribiré sobre los sucesos. Los Policías de Ecuador, una mayoría de ellos, decidieron salir a las calles a protestar por el proyecto de Ley del Servicio Público, especialmente por los artículos mediante los cuales ellos reciben menos beneficios como bonos y los ascensos con otras bonificaciones extras. Revisé la ley, esos incisos y...entro en confusión porque también escuché las declaraciones de Correa además de mis conocimientos previos sobre este tema de los "bonos, regalos y demás reconocimientos que reciben la fuerza pública" que por lo general, históricamente, han sido amarres, producto de la corrupción o siempre ha habido una especie de aprovechamiento ilícito. Es decir, los policías tienen un supermercado para ellos solos, donde los productos importados están libres de impuestos; bebidas alcohólicas y demás son bastante asequibles para ellos. Tengo entendido, repito de lo que he oído no desde el jueves sino a lo largo de los años, que estos supermercados siempre han sido una especie de nido de corrupción. Ni hablar de las canastas navideñas, los bonos y otros premios que reciben los servidores públicos (especialmente los años viejos)...todo lo que se relacione con un regalo extra para mí ha sido una suerte de mecanismo corrupto y por ende innecesario, pero claro esa es solo mi lectura. No digo que esté bien que Correa les haya quitado esos beneficios, tampoco digo que esté mal, solo sentí la necesidad de mencionar lo anterior.

Por otro lado reconozco la alza de los sueldos en este sector gracias a este Gobierno y si es que hay que quitar esos bonos para invertirlos en otros gastos del mismo sector, bienvenido sea. Lo que pasa es que la idiosincracia de la gente los limita a pensar que es más importante un regalito extra a un sueldo un poco mejor pero fijo y bien merecido. De todas maneras es verdad que si se podría aumentar los sueldos aún más. Cuando te dan un poco más de algo, el ser humano pide más aún, así funcionamos los seres humanos...

Y bien, la Policía protestaba -en Quito y en Guayaquil-, cerraron varias calles y avenidas principales de ambas ciudades. El presidente cometió el error de ir al lugar de los hechos -donde todos estaban enfurecidos cientos de policías en Quito- e intentar dialogar con ellos. Por supuesto que no lo logró, ellos no querían diálogo. Cuando uno está iracundo, en huelga, las neuronas y el funcionamiento del cerebro parecen detenerse y el hígado y los jugos gástricos manipulan el comportamiento de las personas. Qué lástima esa frase que Correa gritó, pero lo que me da más lástima es lo predecible que fueron los periódicos que al día siguiente titularon con esa frase: "Si quieren matarme, mátenme" mientras se aflojaba la corbata. Desde una ventana el presidente intentaba hablar con la multitud enardecida que gritaba frases de ofensa, incluso "Lucio presidente" lo que llevó a Correa a pensar -todavía piensa eso- que el ex presidente Gutiérrez está detrás de este intento de golpe de Estado (para algunos, para otros una enorme manipulación). Cuando Correa intentaba salir del sitio después de haber fracaso en su intento y empeorado la situación, la masa no se lo permitía y se abalanzaban para atacarlo, para agredir al presidente. Así lo odien...es el presidente! Creo que esa fue la primera imagen de la televisión que me impactó demasiado. Ver a un presidente débil, recién operado de la rodilla con muletas, intentando esquivar golpes de algunos mientras un bloque de personas intentaba protegerlo. De repente el gas lacrimógeno fue lanzado cerca de él y las imágenes mostraban como un hombre, parte del personal, le ponía la máscara de oxígeno pero segundos después él se la retiraba....hasta que llegó al carro y se subió. Para mí era una incertidumbre porque lo vi tan debilitado a Correa, sentí angustia de qué pasaría después....por algunos minutos pensé que lo habían herido gravemente.

Claro, el asunto se puso peor. Él llegó al Hospital de la Policía donde lo iban a atender porque al parecer le golpearon la rodilla, inhalo el gas lacrimógeno y quien sabe qué más. La gente -en su mayoría policías- fuera de donde él habló seguía enfurecida. Tanto odio, tanta violencia; me produjo tanta tristeza...luego en la tarde, la confusión aumentó, mientras el presidente estaba siendo tratado en el hospital supuestamente, después se oían rumores de que él estaba secuestrado, que los policías no lo dejaban salir. Algunos de sus ministros y asesores fueron al hospital, todos estos movimientos eran de gran tensión porque las imágenes mostraban como los policías y "otra gente" que no defino si era de la sociedad civil o seguridad privada o qué mismo, empujaba, no dejaba pasar. Era una constante riña. Correa habló por teléfono con un canal y ahí fue que anunció que sí estaba secuestrado.

Todo esto sucedía mientras otros canales de televisión transmitían imágenes de locales comerciales en Guayaquil que estaban siendo saqueados por los ciudadanos. Imágenes demasiado impactantes para ser verdad, comparadas con las del terremoto en Chile cuando sus habitantes, por desesperación, miedo y confusión saqueaban todos los almacenes con el afán de llevarse "algo". Pero en Chile fue un terremoto, acá simplemente faltaban policías, alguien quien los castigue. Sin ellos, sintieron que "todo estaba permitido". Creo que fue demasiado frustrante y triste ver a ciudadanos actuar de esa manera; hubo gente que incluso vacío a tal punto una farmacia que se llevaron los mostradores, los focos...creo que ese problema social simplemente salió a flote y que es un tema que espero que cuando se calme la tormenta, se pueda revisar.

Mientras tanto -Correa en el hospital de la Policía y los saqueos no cesaban en Guayaquil- ocurrió un hecho demasiado grave para la libertad de prensa ecuatoriana, un insulto para los periodistas y la sociedad en general. Debido a la grave situación, se declaró el estado de excepción en todo el país, el que entre otras cosas, supuestamente permite a dar ciertas órdenes a esferas de la sociedad que deben cumplir por seguridad (pido disculpas por no precisar estos datos, eventualmente lo haré, solo que narro de la forma y (des)orden de que llegaba la información). Obligaron a los canales de televisión ecuatoriana a transmitir una sola señal, la del canal del Estado. Eso sin duda fue un atropello a la prensa libre...a través de Twitter pude enterarme de hechos que no podía por la tele, con una sola versión era imposible.

La señal ininterrumpida que denominaron cadena nacional (creo que se olvidaron del obligada)duró toda la tarde, aproximadamente cinco horas, ahora perdí la cuenta pero recuerdo que fueron horas de desinformación porque el veintiúnico canal se dedicó a entrevistar a funcionarios del estado, ministros, asesores, incluso Alexis Mera quien admitió que sí había riesgo de golpe de Estado, cuando lo dijo, sentí más angustia aún, si él lo decía era "por algo"...no hablan por hablar...o sí? Todo era tan confuso, y sigue siéndolo...hubo un momento crucial en el que los presentadores -que por cierto tuvieron el mejor día de sus vidas porque por primera vez el país entero los veía (probablemente EcuadorTV sea el canal con menos rating)- comenzaron a anunciar que una masa enardecida de ciudadanos intentaba entrar forzadamente al edificio donde está el canal. Fueron varios minutos de tensión en los que los presentadores lanzaban frases como: "nos están diciendo que rompieron las puertas, son policías y otros ciudadanos, ya están subiendo, personal del canal ha tenido que salir a hacer las veces de guardia de seguridad, ya entraron....." Y sí entraron. El grupo eligió a una chica, María Alejandra Cevallos, para que hable al país, se exprese. Ella, muy desenvuelta, expuso que junto al resto de manifestantes estaba ahí para hablarle al presidente y decirle que se estaba equivocando, que debía escuchar a la ciudadanía, que no podía romper algo que a la Asamblea le había tomado tantos meses. Luego se sospechó (no quiero decir supo) que ella es la asambleísta alterna de un asambleísta del Partido Social Cristiano.

Más allá de su partido político que ella jamás reconoció porque estuvo frente a las cámaras como estudiante de derecho, lo que más me indigna o me causa confusión es cómo "esta masa enardecida que rompe puertas" luego se organiza y elige a una representante para que salga a las cámaras tan pacíficamente. Totalmente incongruente. Demasiadas dudas. La chica luego confesó, dos días después, de que le cortaron la entrevista y los presentadores seguían entrevistándola pero esa señal no fue transmitida. Estos espacios, el canal del Estado, los llenó con entrevistas viejas, audios de la tarde, imágenes de la mañana...era un collage que se proyectaba y causaba tremenda confusión.

Mientras la comunicación del gobierno se burlaba de nosotros, los militares aparentemente planeaban el rescate al presidente que para mi parecer no pudo ser más fracaso. Un muerto en ese enfrentamiento, una persona murió en el enfrentamiento entre policías y militares...una balacera de 40 minutos nos tuvo a los ecuatorianos con los pelos de punta. Parecía una película, una pesadilla, una escena de esos programas "realities" que muestran las capturas a delincuentes. Parecía todo menos real. "Por fortuna" (no estoy segura si ese es el término) a las 8 de la noche dos canales -Teleamazonas y Ecuavisa- retomaron su señal y transmitieron la información. Yo cambiaba de un canal a otro, ambas imágenes escalofriantes; las voces de los reporteros inundadas de un terror evidente. Tal vez irrelevante para unos, pero no para mí, uno de los presentadores del noticiero -Espinosa de los Monteros- soltó una frase como "Antonio, ayúdanos con una buena toma" al dirigirse al camarógrafo. Supongo que él también estaba nervioso, al igual que todos, pero....

Rescataron al presidente. Saldo: 3 personas fallecieron. Tras el rescate Correa apareció afuera de Carondelet, en el balcón con sus allegados, un público con banderas verdes lo esperaba en la plaza dándole aliento. Las luces, las pantallas gigantes, la exagerada organización en un día tan caótico también despierta duda y confusión. Tras su intervención, donde apareció peinado, casi pulcro, la transmisión tuvo un par de minutos de pausa y luego de nuevo, cadena nacional. Confieso que para ese entonces, mi mente, corazón y estómago, no soportaban más televisión, más confusión, más violencia, más acusaciones, más odio...me aislé de la TV, pero no del Twitter...

Error, grave error. Aparentemente sigo a muchas personas que odian a Correa y sus Timelines desbordaban insultos y todo tipo de pensamientos, deseos negativos hacia él. Ese día no apoyé nada, solo estaba confundida, insegura de casi todo; de lo que sí estaba segura, y todavía lo estoy es que todos esos comentarios, testimonios viscerales llenos de ira y odio, solamente empeoraban la situación de quien lo decía, escribía y pensaba tanto como de la persona que lo recibía porque sí, los pensamientos y emociones aflictivas pueden ser muy poderosos.

Acabé mi día desgastada, triste, decepcionada e intrigada sobre qué sucedería el día siguiente. Solamente quería que se termine aquella pesadilla. Me costó demasiado dormir, me imagino que millones de personas sintieron lo mismo.