Aunque parezca un comentario romántico creo que no me equivoco al afirmar que una persona que no es sensible, no puede ser periodista. Para explicar este punto debo contar una anécdota que sucedió hace un año y medio durante una cobertura de un día que varias organizaciones que trabajan con personas discapacitadas se habían unido para que los ciudadanos puedan, de diversas maneras, vivenciar lo que es padecer de alguna discapacidad. Por ejemplo tenías la opción de subirte a una silla de ruedas y recorrer los exteriores del Municipio que ocupa alrededor de una cuadra. Yo lo intenté, fue bastante complicado porque debía mover rápido y fuerte los brazos para movilizarme. Jamás me imaginé que sea tan duro moverse en una silla de ruedas. Esa fue una de las actividades en las que participé. Pero el fin de esta entrada es otra, es el contraejemplo de lo que es un buen periodista.
Me disponía a entrevistar a una chica no vidente, ella estaba en una carpa promocionando su asociación y la actividad que allí realizaban, en la que no tuve tiempo de participar, era pintar con témperas un paisaje de un árbol de manzanas en un césped. Especifico tanto el cuadro porque la consigna era dibujarlo con los ojos vendados, para sentir la experiencia de ser ciego. Cada frasco de témpera olía diferente. Verde menta, rojo cereza y café canela. Elegías el color que querías oliéndolo y luego pintabas donde te indicaban que lo hagas.
Luego de que la chica no vidente culminó la actividad le pedí si podía responderme unas preguntas. Por lo general cuando entrevisto en un sitio que no es oficina, prefiero que la conversación sea más fluida, un diálogo más coloquial...entonces comenzamos a conversar y me contaba su emoción al tener la oportunidad de ofrecer esta demostración.
Tuve una interrupción, era un periodista de televisión que también quería entrevistarla y como estaba apurado, típico en esta clase de periodistas, le cedí "mi turno", yo no tenía apuro, no quería presionarla. Él se acercó y le pidió que le cuente de qué iba el evento, especialmente la carpa de los no videntes; qué hacían, etc. Luego le preguntó si ella había sido no vidente toda su vida, su respuesta fue no, y él cometió una imprudencia tan grande que hasta el día de hoy siento vergüenza ajena y decepción de que haya profesionales, colegas míos, con esa actitud. Él le preguntó algo como: Y cuándo te quedaste ciega no sentiste resentimiento con Dios, que porqué él te había hecho eso?
Tragué saliva y quería llorar de la impotencia. De lo ensordecida que estaba no alcancé a escuchar la respuesta de la chica, pero al menos noté que no le afectó tanto...quizás no era el primer imprudente que le preguntaba eso en su vida.
En fin, el asunto se basa en que no solo se necesita estudiar conceptos, prepararse para ser periodista a nivel intelectual sino que se debe poseer un "don de gente" una sensibilidad que antes creía que era innata en todos pero al parecer muchos la tienen demasiado nublada por otras emociones como el ego -en el caso del periodista que tal vez para tener una mejor nota periodística osó en preguntar semejante burrada-.
Ojalá que él sea la excepción, sé que no pero al menos me conformo con no promover esa forma de hacer periodismo.